ANALISIS DEL ARTICULO DE PABLO BONGIOVANNI PUBLICADO EN LA REVISTA DIGITAL “APRENDER PARA EDUCAR CON TECNOLOGIA” DEL INSPT-UTN (PAG 18 Y 19)
una de las metáforas más populares cuando se habla de Internet es decirle la nube. Pero ocurre que la nube es semejante a las definiciones del estilo la gran red de redes, o la gran red global, que en definitiva dicen tanto que dicen muy poco. En algún caso podría haber una referencia directa a la tecnología, a las redes de datos, a las viejas LAN y WAN, pero la idea de la nube en español es heredada del inglés, de los norteamericanos principalmente, que hablan hace varios años ya del cloud computing. En ese sentido, encontramos una enorme cantidad de servicios cloud que nos ofrecen todo tipo de facilidades con las ventajas (y desventajas) de tener todo siempre allí disponible, en cualquier dispositivo con conexión a Internet.
La nube pasó a ser, en el imaginario colectivo global
Cuenta Blum que según la empresa TeleGeography, la ruta internacional de Internet más transitada es la que existe entre Nueva York y Londres: “como si las ciudades fueran los dos extremos del tubo de luz más brillante de Internet. Para la red (...) Londres es bisagra entre este y oeste, el lugar en que las redes que atraviesan el Atlántico se conectan a las que se extienden desde Europa, África e India. Un bit que vaya desde Bombay hasta Chicago pasará primero por Londres y después por Nueva York, lo mismo que uno que vaya desde Madrid hasta Sao Paulo, u otro que vaya desde Lagos hasta Dallas”. (Tubos, Pág. 134 a 135).
El almacén más importante de datos para América Latina, se encuentra en Miami, con excepción de Brasil que cuenta con un cable que lo conecta directamente a Portugal. Cuando alguien desde Latinoamérica envía un mail a Europa, la información primero llega a Miami, cruza el Atlántico hasta Londres o Ámsterdam y desde ahí va a su destino. Ese podría ser un camino “real” de un correo . Si tuviéramos la posibilidad -así como lo hizo Blum- de seguirle el rastro a nuestros cables/tubos y llegar a los principales data centers de nuestra zona, de nuestra provincia, o del país, seguramente aprenderíamos mucho, tanto alumnos como docentes, y encontraríamos muchas más razones para dejar de decirle la nube a Internet.
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